Esta mañana, después de hacer los trabajitos, me he dedicado a premiar con abrazos a todos los niños que lo hicieran bien, ¡y he repartido muchos, muuuuchos!
El caso es que cuando un niño me ha dado un fuerte abrazo le he dicho:
- ¡Uyyyy! ¡Qué abrazo más rico!
Y el niño, se me queda mirando y medice...
- Seño... ¿es que te los comes?
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